No somos iguales


 

Lo prometido es deuda. Intentaré dar mi opinión sobre las diferencias entre hombres y mujeres.

 Para empezar: ¿estamos de acuerdo con que no somos iguales? A ver si empezamos mal.

Hace años comencé a leer un libro gordo, gordo: «Los hombre son de marte y las mujeres de venus». ¿O era al revés? La tesis es que somos distintos, y cuando llevaba unas 200 o 300 páginas (la mitad aproximadamente) creo que ya lo había entendido. Estaba bien de ejemplos. Es de los pocos que no he terminado.

En general estoy de acuerdo con lo que dice, con matices. Me explico.

Los hombres, cazadores desde comenzo de la historia, salimos a trabajar. Nos peleamos. Luchamos. Gruñimos. Conseguimos lo que queremos, o no. Y cuando volvemos a la cueva solo queremos tumbarnos y olvidar. Dormir, ver un partido de futbol. Los menos, leer. Pero no hablar. Odiamos el ¿qué tal te fue el día, querido? La respuesta es casi invariablemente: bien. No queremos recordarlo. Ya está, y mañana más.

Las mujeres, en cambio, tienen problemas, les afecta a los sentimientos, en los que son más ricas. Y están deseando compartirlos, contarlos, que les comprendan, les cuenten sucesos parecidos, sentirse acompañadas.

En ambos casos las parejas respectivas intentan actuar como saben, como el instinto les dicta.

 Los hombres, cuando sus parejas les plantean los problemas que tienen, lo que buscan es soluciones. «haz esto». «di lo otro». «Mándale a la mierda». No es lo que las mujeres están buscando. Ellas quieren comprensión.

Los hombres, cuando llegan a contar sus problemas en busca de ayuda para solucionarselos, lo que reciben es palabras de aliento, comprensión, pero no soluciones.

¿Os suena cercano? ¿Son mitos, estereotipos?

Yo creo que se acerca a la realidad, con los matices que digáis.

Además, como diría Bosé, hay hombres con un lado femenino más desarrollado. Y al contrario. Los papeles no están siempre tan claros. No siempre son ellos los que trabajan fuera del hogar, ni los que ganan más. Y eso afecta a los sentimientos y actitudes de las personas, hombres y mujeres.

No es un problema de sexos. Es de comprensión, de aceptación, de amor. ¿Le aceptas como es, o lo que quieres es cambiarlo? Decía alguien que los hombres quieren a las mujeres por cómo son, pero las mujeres quieren a los hombres por lo que pueden hacer de ellos.

¿Le quieres? ¿Del todo? ¿Con todo lo que es? ¿Recuerdas que ya era así cuando le escogiste o te escogió? Sugiérele que cambie, que mejore, que te ayude a aceptar esas cosas que no te gustan de el/ella. Que cambie algo su actitud por él.

No es comprensible, desde mi punto de vista, otra forma. Cuantas veces oímos conversaciones del estilo «no soporto cómo hace…». «Me enerva la forma que tiene de…» Algo falla, ¿no?

En otra entrada alguien más versado en pricología podría hablar sobre mentalidad y actitudes de hombres y mujeres ante la vida, los hechos, el amor, el desamor, el engaño, los alhagos. No me siento capaz de opinar por el momento. Actuamos distinto. Hay mucho de estereotipo, es verdad, pero también mucho de verdad, creo.

Hala. A ver vuestra opinión.

Acerca de Rafael

Médico del Trabajo y Médico de Familia. Del Atleti. Padre de 3 asombrosos hijos. Nunca dejes de Soñar.
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12 respuestas a No somos iguales

  1. medex dijo:

    Anatomicamente y en ciertos aspectos fisiológicos no somos iguales, en lo demás……. no creo que podamos generalizar………….tambien creo que si hablamos de la forma de pensar y de actuar de los hombres y de las mujeres , aparte de ser algo muy inividual, es tambien algo en evolución.
    Somos muy diferentes, ambos hombres y mujeres, de como eramos hace cincuenta o cien años, o incluso de como eramos nosotros mismos hace 20 o 30 años…….

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  2. Lulú dijo:

    ¡Buenos días!
    Somos iguales, pero distintos.

    El comentario típicamente masculino de «A las mujeres no hay quién las entienda», es predicable también para los hombres desde nuestra mirada femenina.

    Hace poco recordaba una frase de la protagonista de «La mujer justa» de Sándor Márai, que le decía a su mejor amiga: «Mi marido era el fenómeno más extraño: era un hombre», y decía también que los hombres son «ocho partes de orgullo y vanidad y dos de otras cosas…Qué digo ocho, nueve quizás».

    Pero la vanidad y el orgullo no son patrimonio exclusivo de los hombres. Pero lo que es cierto, como tú dices, Rafa, es que las mujeres vivimos y sentimos ciertas cosas de una manera muy diferente.

    Siempre he pensado que el comportamiento de los hombres -y vaya por delante, que generalizar no es un criterio científico ni siquiera en las ciencias sociales (que para Feynman, ni siquiera llegan a la categoría de pseudociencias como vimos en una entrada de Klint o de Julio, que no me acuerdo bien) -no tiene nada que ver con la cultura a la que pertenecen, ni con su nacionalidad, ni con su educación, sino que va en el cromosoma «Y». Pero un amigo me dijo que me olvidaba de que junto al cromosoma «Y», los hombres comparten con nosotras el cromosoma «X». Tiene razón.

    Pero para nuestra desgracia y la de muchos hombres, la «X» es más una incógnita por resolver, imposible a veces, muchas veces… que un cromosoma a compartir con las XX.

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  3. capitán garfio dijo:

    jajajajajaja lo pillas al vuelo Maño mío….
    Yo creo que es verdad que nos diferenciamos en muchas cosas, no lo he estudiado pero se nota, y lo de la nada, es la mayor verdad con la que me he encontrado…jajajajajajaja

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  4. Juana dijo:

    No somos iguales somos complementarios.

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  5. Javier dijo:

    Y todo empezó cuando nos echaron del paraíso.
    Ellas tienen hijos y nosotros no. Buscan a la diosa tierra GEA y lo que conlleva, unión a la tierra, ciclos hormonales y estacionales, humor y sentimientos en constante cambio…
    Nosotros somos un ángel caído al que castigaron por tratar de competir con El. Intentamos levantar nos a base de fuerza, de competir para sobrevivir yacer sobrevivir a nuestra estirpe…
    Tal vez seamos sólo un puñado de genes egoístas incapaces de ponerse de acuerdo y un poco de azar, pero me gusta pensar que hay mucho más. Complementario, por supuesto.
    Un saludo

    Javier

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  6. Javier dijo:

    Ellas se adaptan a un mundo cambiante más que nosostros. Su propio reloj biológico es parte de esa necesidad. Asumen lo efímero de todo, empezando por las relaciones personales, tanto de pareja como los hijos que un día abandonarán el nido.
    Nosotros aspiramos a ser infalibles y eternos, como El. No está claro si nos jode más la pérdida del Paraíso o el orgullo de que nos echaran a patadas. Miramos hacia arriba y nos levantamos, por mucho que nos peguen. Orgullo, vanidad…

    Complementarios, a fe mia.

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  7. Rafa dijo:

    Lo de complementarios no cuela. Estamos intentando ver diferencias.

    En el País de hoy (4 de diciembre hay una entrevista interesante. saco unas líneas:

    «Lo leí todo sobre el miedo y comprendí que siempre se abordaba como una patología a curar. Nadie hablaba de nuestro miedo difuso y cotidiano. El hombre siente miedo al fracaso y la mujer, al rechazo. Él teme no ser alguien y ella teme serlo».

    En el I Congreso Internacional de Liderazgo Femenino que se ha celebrado en Europa -Barcelona, septiembre de 2009-, a García Ribas se le ocurrió pedir a un auditorio de 400 mujeres, muchas empresarias, que levantaran la mano si sentían miedo al rechazo. «Recuerdo todos esos brazos alzados de golpe, fue impresionante», explica la autora de El Síndrome de Mari Pili y de Miedo a ser.

    Le digo que «liderazgo femenino» suena cursi y me envía una mirada severa desde el otro lado de la mesa, pero no estalla. Escucha, barrunta y dice que no encuentra alternativa mejor. También confiesa que su paradigma topa con mayor resistencia entre mujeres que entre hombres.

    «La mujer construye su identidad alrededor del miedo al rechazo y ésa es la clave de su escasez en los puestos de poder. ¡Eso no excluye la responsabilidad de la sociedad en esa falta!», proclama esta mujer expresiva sin currículo feminista.

    ¿Y la mujer que ya manda? «Se comporta con la docilidad del huésped», espeta, mientras aconseja la lectura de El mundo de las mujeres, del sociólogo Alain Touraine. «La traten bien o mal, la mujer no se zafa de cierta sensación de impostura, como si no mereciera estar ahí, le incomoda destacar, quiere ser una marca blanca».

    La depresión total, coincidiendo con la llegada de la cuenta, sobreviene cuando García Ribas descarta que la cultura de la igualdad sea sinónimo automático de avance: «Está muy bien. La mujer tiene más formación, preparación, oportunidades, una vida sexual más activa… pero de poco sirve si persiste su actitud de sumisión».

    Pone el ejemplo de Carrie Bradshaw, protagonista de Sexo en Nueva York, y sus amigas. «Pasan por ser mujeres de hoy, profesionales, independientes, liberadas, pero, en el fondo, sólo quieren que las quieran».

    Sigo yo:
    Esto es todo generalizando, claro. Insisto en que como ser «bueno y malo», los términos «masculino y fenenino», al menos en la forma de ser y actuar tampoco creo que sean absolutos.

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  8. Juana dijo:

    Nada es absoluto, nada.

    «El tipo de currículo masculino es: deprisa, deprisa, deprisa; compite, compite, compite, que no haya tiempos muertos» Anna Cabré

    El «mundo» del trabajo es demasiado «masculino», sus valores, sus tiempos, su organización …. muy desequilibrado, y así nos va.

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  9. Juana dijo:

    Y este es un tema muy complejo, con implicaciones en todos los ámbitos, una interesante entrevista:

    Anna Cabré. Experta en demografía:

    http://www.elpais.com/articulo/portada/mujeres/paises/ricos/vuelven/tener/hijos/elpepusoceps/20091129elpepspor_6/Tes

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  10. Lulú dijo:

    Pues que le vamos a hacer, pero la entrevista de El País…dice muchas verdades, aunque no nos guste reconocerlas…

    Y no se me olviden de el «Complejo de Cenicienta» que fue descrito por primera vez por Colette Dowling, que escribió un libro sobre el miedo de las mujeres a la independencia, como un deseo inconsciente de ser atendidas por otros, basandose principalmente en el temor de ser independiente. El complejo se dice que es cada vez más evidente a medida que la persona envejece.

    Colette Dowling intento definir a las mujeres con este sindrome como motivadas por un deseo inconsciente de ser cuidadas, como consecuencia a un miedo de ser independiente.

    Yo no tengo ningún miedo a ser independiente, lo soy hace demasiados años…pero el deseo de ser cuidada y mimada…pues para qué lo voy a negar!! Como Carrie, en Sex and the City…

    ¡¡QUIERO QUE ME MIMEN!! Y no por eso soy menos independiente, menos moderna, y menos nada…
    ¿Será que el hospital deja huella?

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  11. Rafa dijo:

    ¿Ellos quieren sexo y ellas amor? Ellos se olvidan de ti y ellas no dejan de pensar en tí? Ellos son unos cabrones y ellas unas pobrecitas?

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  12. Rafa dijo:

    Aunque dura 10 min, no dejeis de verlo:

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