Chocolate y pacharan. Entrada numero 100.

Las entradas que he editado tratan, creo, todas, de temas profesionales. Aunque mi intención era que fueran sobre Medicina del Trabajo, no he podido permanecer callado en otras materias sanitarias, desde los Colegios de Médicos, política sanitaria, declaraciones de partidos políticos. Hasta he comentado sobre los periódicos, las tertulias, los programas del corazón o las series de televisión.

En los comentarios a entradas de colegas blogueros he opinado igualmente sobre lo que tenía opinión, la he cambiado, me he equivocado, he rectificado, he insistido en mi opinión o en el error.

He pasado madrugadas de insomnio enganchado viendo comentarios de personas despiertas por insomnio o por estar al otro lado del mar.  He robado ratos en el trabajo para ver lo que se comentaba. Mientras acompañaba a mi hija en la mañana de sabados, domingos o vacaciones viendo barbie o Mulan me ha acompañado el portátil para no alejarme de lo que se decía.

He contado muchas cosas personales. Todas ellas reales. Soy transparente. Como mi amigo el maño, al que solo he visto una vez en la vida, soy fácilmente localizable, se me puede encontrar por la calle, he publicado fotografías, lugares, gentes por las que se me puede encontrar.

He recibido cercanía, distancia, desdén, desprecio, solidaridad, comprensión, cariño e incluso amor. Como muy bien decía Esther, me importa mucho lo que se dice de mí. Demasiado. Pongo por delante lo que se tiene que hacer, lo que debo hacer, el bienestar de los cercanos, a lo que me vendría bien a mí, lo que sería bueno para mí, incluso lo que de verdad quiero.

Pero yo soy así. En el pecado tengo la penitencia. Tengo que soportarme. Y lo hago porque quiero. Mejor o peor. Como sé.

Mis disculpas a los ofendidos. A los heridos. A los que no he comprendido. A los que he malinterpretado. A los que he maltratado.

Gracias a los que me acepten como soy. No tengo que gustaros. Ni siquiera tenéis que estar de acuerdo conmigo. Y menos apreciarme.

El que me quiera, que me compre.

Intentaré cambiar, si es posible a mejor. No prometo ser bueno, porque se me nota cuando miento. Pero aprender a decir que no. A decidir pensando, algo más, en mí.  A no avasallar, o a intentar no hacerlo.

Enhorabuena a los premiados.

Yo, sigo.